Llevaba un tiempo rastreándola, junto a su bruja pelirroja, Artemisa, al fin la habían encontrado. Pero…Brais no podía creer que era solo una simple humana, no se podía creer que su Luna era una débil y pequeña humana. Siendo el Alfa, aquello era como…una burla del destino. Sin embargo, Lucero tenía un pasado del que ni ella misma sabía nada, una fuerte criatura viviendo en su interior y demasiadas cosas por descubrir mientras es arrastrada por Brais hacia ese mundo que ella desconoce, el de los lobos.
Leer más-Lucero-Mi cuerpo cayó de rodillas ante Ilary, cerca, muy cerca de la puerta mientras aquella bruja se reía en mi cara, a su lado se posicionaron dos hombres un tanto extraños.—Niña, deja el juego. Te estoy ofreciendo sacar a Jara de tu cuerpo, es a ella a quién quiero y a cambio te hago un favor. ¿Por qué te resistes? El hechizo de esa joven bruja no dudará mucho, así que solo es cuestión de minutos para que yo pueda entrar, mientras el sol se alza, lo que sea que la bruja hizo se irá debilitando. Pero no entiendes.—Quieras lastimar a Jara.—Quiero hacer cambios en las cosas, solo un grupo tiene ventaja y esas son las lobas, ¿lo crees justo?—Hay muchas cosas que no son justas, pero ellas no tuvieron la oportunidad de elegir eso.—¿Y cómo lo sabes? ¿Te ha dicho Jara alguna vez cómo obtuvieron ese poder? No son normales, tienen secretos y tanto ella como Amaris y Christine no son inocentes. Ni siquiera sabes desde cuando existen o qué han hecho en todo ese tiempo. Son la imagen que
-Lucero-Inmediatamente bajé de su lomo, Brais cambió, llevó mi cuerpo hacia un árbol y rasgó mi ropa.—¡Oye!—tomé sus manos entre las mías y capturé sus labios.—Tenemos tiempo, vamos sin prisa.—Es que…—su mano bajó a mi humedad y sus dedos se movieron sobre ella, la brisa acariciaba mi piel pero no tanto como el cuerpo caliente de Brais pegado al mío. Cuando sus dedos me penetraron, mis piernas lo apretaron con fuerza y él se pegó más a mi, mis manos se sujetaron a sus hombros y aquel gemido salió de manera muy placentera.Abandonó mi interior y me hizo darme la vuelta, empujó mi vientre hacia atrás, chocando con su piel, aquella dureza rozó mi vagina y el temblor me llegó antes que su estocada, su firme estocada.Invadió mi interior con más fuerza de la necesaria, estremeciéndome hasta los huesos, mis labios lo recibían, permitiéndole deslizarse entre ellos más y más hondo hasta empujarme contra el árbol.Su grosor se llevaba mi aliento y entre suspiros llegaban los gemidos, fuerte
-Lucero-“¿Qué pasa, Jara? ¿Ya se fueron?”—le pregunté a escasos segundos del cambio. Había sido muy breve.“Owen se marcha, quiere que lo acompañe, asumo que no tardará mucho y por eso me lo ha pedido. Creo que será un viaje corto.”—decía con voz entrecortada y algo agitada.“¿A dónde se marcha?”—quise saber.“Es un secreto de él.”—en otras palabras, no me lo iba a decir.“Lo siento, Jara pero no puedes irte, yo no quiero irme. Mira, apenas tengo esto con Brais como para dejarlo para ir detrás de Owen a un lugar que no sé ni a dónde es o porqué se marcha.”No podía abandonar esto con Brais cuando solo estaba teniendo una probada de nuestra relación siendo normales.“No te disculpes, lo sé. Ni siquiera te lo pediría, solo es una fantasía mía. Márchate, despídete de mis hermanas y cuidado con Solar. Ha sido agradable verlas.”“¿Solar?”—¿quien era esa?“Solo ten cuidado con ella.”“Está bien.”—Owen.—estaba frente a mi, vestida con ropa común y me dio la espalda al ver que era yo.—Al me
-Jara-Bajé las escaleras con algo de nervios, este vestido estaba ajustado y dejaba todas mis piernas fuera, no quería que Owen me viera así, en este cuerpo de su hija, por lo que agregué otra capa verde que cubría mis piernas al unirse con el vestido, de igual modo tapé estos pechos.Brais se sorprendió de verme vestida así, quizás ahora me veía ridícula. Lo cierto es que cada vez la conexión que tenía con él se sentía débil, quizás debido a mi rechazo, pero no lo dejaba entrar en mí y justo ahora lo sentía empujar.Se supone que Lucero había llegado a un acuerdo con él y él aceptó lo que yo les propuse.Era lo justo.¿Acaso no era yo la intrusa?¡Estaba aquí solar!Corrí a saludarla a ella primero.—¡Solar!—dije llena de entusiasmo, le di un fuerte abrazo y luego rodeé sus hombros, cerca de su cuello.—Si me haces decir una sola maldita palabra—le dije en un susurro —te voy a cortar la lengua en la noche y te la coseré en la frente, después de sacarte cada uno de tus dientes. Y como
-Owen-Había pasado más de una semana desde que Lucero se marchó con Brais y no sabíamos nada de ellos. Aunque quien me preocupaba era Jara.¿Estaba bien?¿Le estaban dejando espacio?¿La estaban aceptando entre ellos?—Solar.—cuando Amaris dijo su nombre mientras yo caminaba de un lado a otro, no me dio tiempo a huir, Temari tomó una puerta, Arti las escaleras y Gwen la ventana. Solar caminó hacia mi con lentitud.«No hables, no hables, no hables. Solo se burlarán, no hables.» Era el ruego silencioso que yo hacía, viendo como Solar se acercaba.—¿Qué te pasa, Owen?—era una pregunta sencilla, al menos.—Quiero ver a Jara. Ya la extraño. No sé si está bien, si Lucero la está dejando salir, si se lleva bien con ellos dos, si la está incluyendo en sus actividades.—¿No es tierno?—preguntó Gwen, al acecho junto a la ventana. Y en todo este tiempo yo seguía siendo humano, por lo que ellas se creían con ventajas.Eso creían.—Vamos, Solar, puedes hacerlo mejor.—volvió a decirle Amaris. Ella
—¡Madre! ¡Madre!—el joven menor entró a la alcoba de su madre pegando gritos, recién caía la noche y ya empezaban los alborotos. Le agradaba la tranquilidad que brindaba el sol a los vampiros, porque luego eran muy ruidosos y molestos, con aquellos pocos modales, pues los iban perdiendo mientras más se adentraban en el mundo de los humanos y sus costumbres simplemente sin sentido.¿Dónde quedaron aquellos hermosos modales?Tocar antes de entrar.No irrumpir entre alcobas ajenas o perturbar la paz del otro.Respetar a sus mayores.Pero más importante que nada, no olvidar las tradiciones.—Lyon, tesoro mío, no lo hagas otra vez.—dijo con voz melódica pero fría y muy vacía, deteniendo al segundo los pasos de su hijo. Mikaela corrió al espejo y tomó un cepillo, acariciando su larga y rubia cabellera.—Ayuda a tu madre, pequeño. De paso dime eso que te trae tan inquieto.—Lyon tomó el cepillo y comenzó a peinar a su madre con suma delicadeza.—Más vampiros, madre. Otros han desaparecido, la
-Owen-“¡Vamos Owen! ¡Tienes muchísimo sin verme!”¡¡Y NO DEJABA DE PERSEGUIRME!!—¡No eres mi favorita, Solar!—subí a un árbol al ver que ya me tenía acorralado, ella estaba debajo y amenazaba con derribarlo.“Solo un pequeño abrazo, como bienvenida.”—¡Se lo diré a Jara!“Pues no la veo por aquí.”Al menos todavía no estaba fuera de control, no estaba usando su verdad.—Estoy en modo humano, podrías lastimarme, Solar.“Solo baja de una vez, no puedes negarte siempre a que te vea ¿o si? Estás conviviendo con nosotros o no hubieras ido con ellas a buscarme. Dime la verdad.”¡Oh, no!¡Aquí vamos otra vez!—Bebí mucha sangre de Gwen luego de una larga noche de sexo con su humana y una bruja, creyendo que era Jara y Rhiannon. Ahora tengo miedo de que Gwen también pueda tener un hijo mío o aquella bruja.—tapé mi boca con mi mano pero eso no sirvió, no era como que pudiera evitar hablar.“Cuéntame un poco más. ¿Por qué Gwen sigue viva?”—Estaba siendo controlada por esa bruja pero cuando i
-Arti-La ida de Brais no me agradaba para nada. Salir de esa forma, solo dando el mínimo detalle de a dónde iba, creo que no era lo correcto y aunque estas lobas no habían dicho nada, Owen expresaba mucho en su mirada. No me gustaba como se tomaban las cosas las lobas, demasiada calma me abrumaba, cada detalle de ellas se notaba que eran diferentes a los demás, pero ¿qué tanto?Se había ido a caminar Owen antes de nosotras partir y cuando regresó tenía los brazos rasguñados, sus mejillas y el pelo lleno de ramitas.—A alguien no se le da bien cazar con ese aspecto.—le molestó Amaris. Él era otro que tenía mucha paciencia con ellas, apenas lograba inmutarse en situaciones extremas o que implicaran a Jara.—¿Sabes qué tiempo vas a durar así?—quise saber. Comencé a sacarle las cosas del cabello, se enredaban en sus trenzas y las hoja abundaban, ¿se había caído o algo?—No lo sé. Es la primera vez que tomo tanta. No tengo la menor idea de lo que pueda pasar. Nunca pasé de una sola gota,