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Sumisa de Blanco

Sumisa de Blanco ES

Chick Lit
Anne Zamora  Completo
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70Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

BellezaPosesivoCruelProtectorRicoPoderoso

Amaya Bezos es la chica perfecta. Con un Doctorado en Psicología en la universidad de Harvard y cómo única hija de una de las familias más adineradas del país, parece tener la vida resuelta. Su rutina aparentemente apacible encierra un secreto que la persigue, un secreto de nacionalidad italiana que la sometió de todas las maneras posibles. Un secreto tan erótico cómo peligroso, que se nombra Marcelo Di Alberti . El hombre que la sometió hasta verla convertida en la “Sumisa Blanca”. Roy Philips es guardaespaldas de una agencia de seguridad personal de Miami. Descendiente de una familia de ancestros Mayas, emigró junto a su madre y su pequeña hermana hacia Estados Unidos de America para forjar un mejor futuro para su familia. Trabaja muy duro para mantener a los suyos. Es un chico responsable y trabajador, que tiene dos sueños: Ser músico, ..... y Amaya . Después de cinco años sin siquiera voltearse a verlo un día ella lo miró. Pero él no quiere ser un capricho de niña rica, él quiere ser también su sueño.

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Último capítulo

  • EPÍLOGO

    Un año despuésAMAYA BEZOSEl día de nuestra boda por fin llegó. Las manos me sudaban, tenia los ojos hinchados por algunas lágrimas inevitables que habían salido de mis ojos producto de la emoción. Ni hablar de los nervios, en cualquier momento creeria que podía caminar por las paredes.Nuestra Boda estaba considerada uno de los grandes eventos del año «obviamente no por mi» sino por mi futuro esposo que a pesar de llevar más de un año comprometido, aún lo continuaban considerando como uno de los solteros más codiciados del país y eso solo aumenta su fama. Hoy tenía que verme absolutamente perfecta, y más que eso, tenía que sentirme única y dichosa de ser la mujer que reinaría en el corazón de un hombre de la talla de Roy Phillips.Ya el vientre abultado había dejado paso a mi habitual cintura estrecha, y con el busto un poco más grande me miró en el espejo mientras reparo mi atuendo. El vestido golpee hueso es una exquisitez, con esta obra de arte el diseñador se lució. Solo la co

  • Capítulo Sesenta y Nueve

    AMAYA BEZOSDoña Oriana pasó a verme esa noche, y tal como había dicho su hija su actitud hacia mi había cambiado demasiado. Mis padres se habian marchado a la casa de Amiel Aray y yo no estaba sola, pues él estaba conmigo. Con Marcelo bien muerto y Milly Anderson en la cárcel estaba completamente a salvo, y sin nada en la cabeza que me pudiera quitar el sosiego. Incluso el problema del supuesto embarazo de la boa cosntrictor había sido solucionado, al ella misma confesar que me había atropellado como venganza por la muerte del verdadero padre de su hijo Marcelo Dj Alberi. La cama de Roy la localizaron junto a la mía desde la tarde. Esas eran las ventajas de ser la mujer, futura esposa y madre de los hijos de un cantante famoso, estrella del Pop Latino. Él con su cálida sonrisa se hoyuelos conseguía lo que fuera que se propusiera, y no llegaba a ser coqueto, aunque coqueteara d e vez en cuando, yo sabia y tenía claro que Roy Phillips no tenía ojos para más nadie que no fuera yo, est

  • Capítulo Sesenta y Ocho

    AMAYA BEZOSLlevo mis manos a mi vientre para acariciar a las vidas que llevo en mi interior. Mis pequeños guerreros que crecen como flores en el medio del desierto. Son la clara prueba que todo estará bien, que la fe mueve montañas y que la vida, nuestra vida puede ser mucho mejor de lo que esperamos. Por ellos, y por su padre ha valido la pena absolutamente todo lo que he sacrificado en este último periodo. De hecho haría todo d encuevo, me expondría a ese monstruo con tal de tener lo que ahora tengo. No me arrepentiría de nada, mis errores habían sido propios de la juventud y había pagado demasiado por ellos, pero era tiempo de avanzar y seguir adelante con la clara certeza de que a partir de ahora nuestra vida estaría llena de bendiciones. Sonrió sola y así me encuentran mi padre, mi madre y Roy cuando entran en la habitación. Sonriendo como una lunática, y es que de verdad me sentía capaz d e tocar el cielo con las manos, no por gustado dicen que algo de cordura en la compl

  • Capítulo Sesenta y Siete

    AMAYA BEZOS Me siento debil, hambrienta, tengo sueño, estoy cansada y adolorida. Parece que me hubiera golpeado un tren... pero no. Revivo metalmente lo que ocurrio y recuerdo a la camioneta salir de la nada y estamparme contra la acera humeda. — Todo se ve perfectamente, no hay ninguna contusión craneal — escucho voces en medio de un limbo que no me permite abrir los ojos. Quiero gritar, pero apenas puedo moverme. Estoy desesperada. ¿Roy!¡Mi bebé!… tiene que haber sido Marcelo… Marcelo tiene que haberme atropellado, porque no conozco a nadie que pueda llegar a ser tan malvado. —¿Ya podemos hacer pasar las visitas? — esta vez es la voz de una mujer la que escucho. No hay una respuesta, pero es evidente que estoy hospitalizada. ¡Dios! ¡Mi bebé! Trato de desperezarme y moverme, pero los párpados me pesan. Puede ser producto de la anestesia para el procedimiento del abo... No Amaya… no lo pienses, ni siquiera lo digas… no abortaste… ese bebé milagroso mío tiene que estar sano. Tiene

  • Capítulo Sesenta y Seis

    AMAYA BEZOSMe despedí de Roy más enamorada que nunca, era imposible no amar a ese hombre. Llevaba más de cinco años amándolo y finalmente podría gritar al mundo que el amor de mi vida y yo nos casaríamos… seriamos padres…viviríamos juntos y tendríamos la oportunidad de tener un brillante futuro por delante. Ahora ya sabia identificar el verdadero sabor de la felicidad, después de tantos desaciertos y errores pasados, estaba segura de haber entrado en la senda de la verdadera alegría.Salí de la clínica con una sonrisa triunfal en el rostro, a partir de hoy a donde fuera llevaría esa sonrisa puesta.El bebe estaba bien… yo estaba bien y Roy se recuperaba poco a poco. Por suerte el balazo no causo un daño irreparable en sus riñones. Él se quedaría toda la noche en observación, de seguir así en unos pocos días estaría de vuelta a casa; y yo ciertamente debía descansar un poco. Era muy necesario que guardara cierto reposo, la doctora había insistido en que tenia que cuidarme en serio, o

  • Capitulo Sesenta y Cinco.

    AMAYA BEZOSFinalmente nos quedamos Roy y yo solos en la habitación. Mis padres habían aceptado la hospitalidad del señor Amiel Aray y se hospedarían en su mansión y yo por mi parte me negaba a irme de la clínica, o por lo menos no tan pronto.Sabia que hacer reposo por el bebé que llevaba en mi vientre, pero por ahora me resultaba imperativo estar junto a él hasta asegurarme que estuviera completamente bien.Sentada frente a él y perdida en sus hermosos ojos me ofreció una sonrisa ladeada.—Tenemos que hablar— musito y por su tono sabia que la cosa iba bien seria.—¡Esta bien!¡Tenemos que hablar! —admití coincidiendo con él.—¿Empiezas tu o lo hago yo? —pregunto otra vez, y le hice una seña que lo hiciera él.—Ya yo te conté de la sorpresa que tenía…cuando hayas terminado tú, pues te contare de los detalles de nuetro hijo—le asegure y él asintió tranquilo.—Hablemos del apsado Amaya…—palideci, jamás imagine que era el pasado el tema que quería tocar—¿Por qué no me contaste que te casa

  • Capítulo Sesenta y Cuatro..

    AMAYA BEZOS Desperté con las primeras luces del sol entrando por las cortinas corridas, y sin chistar ni remolonear me sali de la cama lista para iniciar uno de los días mas gloriosos de mi existencia. Tenia la fe que todo estaría bien con mi bebe, a fin de cuentas, el sencillo hecho de que se mantuviera con vida en tan angostas situaciones lo hacían un sobreviviente. Estaba tan feliz con el hecho de estar embarazada que no me dejaba de sorprender ante la nueva esperanza e traer una nueva vida al mundo. No por gusto dicen que donde hay amor, esperanza y fé pues todo puede ser absolutamente posible. Me metí a bañar a prisa, ansiosa por marchar a la clínica; no veía la hora de que se realizara la tan espera ecografía que me presentaría a uno de los amores de mi vida. Me puse ropa cómoda, y me resalte lo lindo con un poco de maquillaje. Ya no me sentía demacrada, ni enferma. Estaba radiante con mi nueva realidad y deseaba más que nada en el mundo que se me notara. Ya no era la misma mo

  • Capítulo Sesenta y Tres

    AMAYA BEZOSLlegué a Cambridge al amanecer, ya solo era cosa de respirar un poco y en muy poco tiempo sabría qué es lo que me mantenía constantemente enferma y probablemente terminara por matarme. Llegue a la clínica y en la impersonal sala de estar espere pacientemente que llegara mi turno. Lo bueno que me había molestado en sacar una cita porque el consultorio estaba atestado de mujeres embarazadas y otras que venían por revisiones de rutina para lograr concebir…y del otro lado estaba yo… más estéril y temerosa que nunca; ¿y si lo que hasta ahora era y una secuela se convertía en una causa de muerte?Seguir especulando sobre lo que yo creía que yo tenia no me ayudara… solo hacia que las nauseas empeoraran por el constante sato en el estomago que me generaban los nervios.Por fin la asistente de a doctora apareció otra vez en la sala de estar y colocándose correctamente los lentes levanto la vista de su tableta y llamo…—¡Amaya Bezos¡ —pregono y el silencio solo siguió a su llamado.

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70 chapters
Capítulo Uno
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
NARRADOR OMNISCIENTE Amanecía otro día en la hermosa ciudad de Cambridge, los calientes rayos del naciente sol matutino entraron por las grandes paredes de vidrio del lujoso y exclusivo penthouse situado en un piso treinta y cinco. Las cortinas de la habitación estaban totalmente abiertas. El rostro de Amaya se bañó de claridad y despertó un poco aturdida.Siente a su lado el calor de un cuerpo y rueda los ojos, levanta la vista y se queda mirando fijamente el blanco techo de su dormitorio de lujo. Lo había vuelto a hacer, había traído a un chico prácticamente desconocido a revolcarse como perros en celos, ahora tendría que deshacerse de él, quienquiera que fuese al que había traído en esta ocasión. Hoy no era un buen día para esto, y debió haber sabido que como siempre le era imposible contenerse de pecar. La cabeza le quería estallar con un dolor retumbante. Su tolerancia al alcohol no era muy buena, nada buena siendo sinceros. Lo que significaba que con poco más de tres cervez
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Capítulo Dos
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
NARRA AMAYA Pasadas las diez de la noche aparco el coche frente a la residencia donde vive Alexandra y hago soñar el claxon tres veces. La chica baja con el vestido más horrible que he visto en mi vida y me regala una sonrisa tierna como si yo fuera su jodida cita.  —No me lo tomes a mal, pero así no irás a Infierno— le digo tan pronto entra en el coche. — Pasaremos por mi casa antes. Cuarenta minutos después entramos al bar con Alexandra vistiendo tan sexy que hará que hasta los meseros suelten la bandeja para detenerse a contemplarla.    Ocupó una mesa lejos de la barra y
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Capítulo Tres
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
NARRA AMAYA—Llámame Marcelo muñeca. Por hoy me puedes llamar Marcelo. Para finales de este mes, solo te permitiré llamarme Dom. Tu Dueño.Hago una mueca de fastidio, tomo mi tarjeta bancaria que me ofrece la bartender, después de haber cobrado la cuenta de mi consumo y el de Alexandra.—No me gusta que esperen por mi Don Dom, ¿Para qué esperar a finales de mes?. Me da realmente lo mismo llamarte hoy mismo Marcelo, Señor Di Alberti, Dom, que Mickey Mouse— el valor que reuní para decir esta frase se esfumó cuando mire la expresión de sus ojos. ¡Dios!No era la expresión de un ego ofendido. Había ofendido el ego de cientos de hombres en los últimos años. No por gusto Alexandra me había advertido hasta el tedio que cualquier día amanecería con la boca llena de hormigas debido a mi comportamiento.Pero la expresión en el rostro de Di Alberti me produjo un miedo distinto. Un miedo desconocido.Hice un intento de sonrisa falsa y salí de allí con prisa. No me volteé pero pude escuchar s
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Capítulo Cuatro
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Amaya BezosMe acerco para tomar la rosa, mis dedos la rozan, pero retiro la mano al hincarme un dedo con las espina. Pienso reclamarle por la falta de delicadeza de obsequiar una rosa que hace daño. Perfectamente pudo limpiar el tallo o hacer que uno de sus hombres lo hiciera .—Nada es Perfecto—espeta sencillamente él, antes de que pueda decir algo y toma mi mano llevándose a su carnosa boca, el dedo en el que brilla una gota de sangre. Mis dedos tocaron sus labios y jamás imaginé que la boca de un hombre pudiera ser tan sensual y deseable. Probo mi sangre, creía que algo así me causaría repulsión, pero el simple hecho de tocar su boca solo me ocasionó un maldito morbo endemoniado, que estuve a punto de cruzar las piernas para evitar las cosquillas que sentí en mi entrepiernas . Me recorrieron terribles Deseos de que me estampara esos labios por todo el cuerpo, pero me obligué a mantener la compostura. —Retiró lo dicho... tú si eres perfecta Muñeca. Tu olor, tu sabor exquisito
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Capítulo Cinco.
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Narra AmayaTan pronto como me recuperé de la impresión que la nota del Marcelo me había causado. Me encamine a mi habitación, me vestí lo más correctamente que pude con falda y chaqueta a juego; tal como le gusta verme a mi madre. Abrí la caja fuerte tomé mi pasaporte poniéndolo junto a mis tarjetas de créditos y otros documentos personales. Baje mirando hacia todas partes, sentía como si me vigilaran, pero debía ser mi maldita paranoia . El portero me localizó un taxi y salí huyendo, como si corriera por mi vida.No todos los días te topas con un loco sexy con ínfulas de Cristian Grey, que quiere iniciarte en el BDSM. Más tengo la impresión que comparado con Marcelo el carismático Cristian Grey no es más que un Dominante Sádico de Juguete. Yo no tengo la suerte de la tímida Anastacia Steele; para ser justos, ni siquiera la virginidad tengo. Miami sería mi fortaleza infranqueable para protegerme de ese lunático. De seguro unos cuantos días sin saber de mi, y se buscaba a alguien
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Capítulo Seis
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Amaya BezosLe indiqué la dirección de la residencia Bezos al conductor, que atravesó de modo prolijo las calles atestadas del pesado tráfico de Miami. Una vez frente a la alta verja de casa Marcelo me ofreció una mirada de advertencia que hizo que mis piernas se aflojaran.—Una semana Muñeca. Tan solo una semana. Te recogerá un coche, exactamente en siete días, a esta misma hora en tu penthouse de Cambridge. No me gusta que me hagan esperar, así que se lo más puntual posible.—¿Y si decido no regresar?—pregunte en todo desafiante.—Eso sería una verdadera estupidez Amaya— su cara tomó una expresión dura y cerró su mano sobre mi muñeca, apretando cada vez más con cada palabra que pronunciaba— Sería tentar al destino, y pasar de la boca del lobo, directamente al estómago. No me incites a jugar fuerte. ¡No me provoques!—advirtió con tono frío.Aunque trate sacarme de su agarre no lo logre. Así que intenté otra táctica diferente.—¡Suéltame!, me estás lastimando. ¿Quieres conocer a m
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Capítulo Siete
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Roy Phillips La mansión Bezos, es mucho más de lo que esperaba. Aunque sobria, la reja exterior parece sacada de un cuento de los hermanos Green.Los jardines son perfectos, inmensos, impecables. A simple vista destacaban diversos tipos de flores como rosas, margaritas, tulipanes y mis preferidas los claveles. Cerca de lo que pareciese ser la entrada del área de la alberca se observan más rosales, rodeando una de las fuentes blancas que se ven desde mi posición. También coronan todo el sitio hermosas palmas y varios árboles florecidos. Un lugar casi paradisíaco digno de admirar.Quedó boquiabierto, con la garita de la entrada, el sitio del portero es más grande que el sitio que de momento llamo casa. Un anciano uniformado me atiende amablemente, le comento que vengo a ver al jefe de seguridad, y el motivo exacto de mi visita.Sin mucha dilación, el hombre me hace pasar y me indica el camino.—El señor Bezos lo recibirá— me informa el señor y logra sorprenderme. Jamás pensé que u
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Capítulo Ocho
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Amaya BezosEntro a la casa hecha una furia, me aletea la nariz y el pecho me sube y baja exaltado . Esto tenía que ser obra del Karma. No podría ofrecerle otra explicación a lo que acababa de ver en el jardín.Por una vez en la vida que mi padre me consigue un guardaespaldas al que quisiera guardarle la espalda yo, y el estúpido Italiano me amenaza directamente, me hace saber que sería capaz de todo si me ve cerca de un hombre.No se si considerarme estúpida también por obedecer su palabra. Pero mi sexto sentido me indica que por primera vez en la vida no es aconsejable desobedecer una orden directa, que no es lo más razonable. Lo mejor hasta de saber de que es capaz el dueño del infierno, lo más prudente será alejarme de todo lo que pueda ocasionar que la ira Marcelo Di Alberti despierte.Pero me dolió no poder acercarme a ese bomboncito de abdomen perfecto. A ese tatuaje que llevaba en el pecho.¡Por la madre santa de los guardias de seguridad! De donde habían sacado a ese e
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Capítulo Nueve
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Amaya BesosDe todos los hombres que he besado, que han sido demasiados, debo dejar claro, este beso ha sido el que más he disfrutado. Ese bendito día, semi acostada sobre el duro pecho de un hombre desconocido y mojado, me di cuenta que nadie me había besado bonito hasta entonces. Que nadie se había tomado el tiempo para tocarme de aquella mágica manera.Me dolió darme cuenta que todos los hombres que habían pasado por mi vida destrozando mis labios, me trataban como lo que ellos pensaban que Amaya Bezos era: una completa cualquiera. Una mujer de moral distraída con la cuál podían dar riendas sueltas a sus instintos sexuales. Pero este muchacho de ojos brillantes no, absolutamente no lo hacía. Me estaba besando de una manera que yo desconocía, de una forma que hizo que yo misma cayera en mi propia trampa, al intentar seducirlo.Un beso tan hipnotizante, que casi podía sentir como el cuarteto de la felicidad era segregado en mi organismo en cantidades alarmantes: eso es lo n
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Capítulo Diez
Sumisa de Blanco /Anne Zamora
Amaya Bezos Su lengua no fue directamente al clitoris, sino que marcó círculos alrededor de este. Acarició como un experto mis zonas más delicadas hasta que por fin llego a acariciar el punto clave. No estaba dando lametones a diestra y siniestra, sino que sabía dónde debía tocar. Era como si yo misma me estuviera masturbando por la exactitud de sus toques. En ningún momento sentí molestia o dolor. Era Perfecto en cada avance. Cuando su boca succionó mi clitoris termine por enloquecer. Él lo intuyó y me penetro con dos dedos.¡Demonios, Diablos!Su mano libre presiono mi vientre sobre el monte de Venus, y en ese momento descubrí lo que era el Punto G por primera vez en veintidós años. Un chorro de líquido le baño su boca, derramándose por su pecho desnudo. Yo no pude reaccionar, él continuó atacándome con su lengua mientras que yo jadeaba entre temblores. Otra vez el orgasmo provocó un inmenso chorro de mis fluidos, y me hubiera avergonzado a no ser por la satisfacción que veía
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